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sábado

Manías habituales.



Llegar tarde a la Universidad. Sonreír en casi todas las fotos. Confiar demasiado en personas que no debería. Saludar a toda la gente en msn. Pedir permiso para las cosas que no tengo que pedir. No temer andar sola por la noche. No contener la risa cuando llega. Malinterpretar las palabras de los demás. Corregir a mi mamá. Poner tildes en el chat. Destacar las guías con dos colores. Dar consejos sobre cosas que no he vivido. Enviar mails extremadamente informales a mis amigos y conocidos. Dormir al menos 15 minutos en los viajes y no dormirme antes de las tres de la mañana en los días comunes. Jugar con el pelo mientras leo. Dar explicaciones constantemente. Relacionar cosas inútiles con algún concepto sociológico. Hablar largo por teléfono. Escribir el apellido materno. Estudiar de madrugada. Delatarme con una sonrisa. Aplazar todos los deberes. Ocultar el blog. Decirle a todo el mundo lo mal que canto. La dispersión de los gustos musicales. Culpar a los lentes de vez en cuando. Espantarme de los profesores. Imprimir cosas innecesarias. Irme sin despedidas. Acordarme de detalles que la mayoría olvida. La irreverencia ante ideas ridículas. No lavar hasta llenar el saco de ropa. Imaginar las peores notas de la vida después de cada prueba. Descargar de internet libros que no leo. Sentir que doy la lata siempre. SIEMPRE.

viernes

Apuntes viejos

Vengo a pagar sentimientos, ya no los cobran como antes. Fui morosa mucho tiempo, y amorosa poco. Sabías que pensar en la idea de un pacto nunca fue atractivo para mí. Anhelaba que en esos meses llegase alguien que te hicese olvidar mi deuda. Tarde o temprano acabaría el plazo, y así fue: mi débito fue prórrogado y apareció una nueva deudora, una dispuesta a cumplir con tus intereses. Dices que el crédito es mío, pero siempre será tuyo.

miércoles

Tolerancia



Si bien todos podemos progresar eternamente siempre hay una esencia que permanece. Una especie de identidad constituyente que no puede ser ser nada negativo, en tanto todo defecto es perfectible. Llegar a conocer esa característica sin duda requiere tiempo. Tomar conciencia del sí mismo nunca es instantáneo. Lo difícil es que ese tiempo que te dedicas a pensar en eso que crees que eres podrías estar haciendo cosas para progresar, cosas que no cambiarían tu esencia, pero sí ese conjunto de accesorios con que convives a diario. Hoy me parece complicado ver la esencia de los que me irritan, encontrar la naturaleza virtuosa de quienes estimo detestables. Pero claramente mi esencia es otra, lo sabemos.

Margarita

La elegancia de las calas, la universalidad de las rosas, la popularidad del jazmín, la sinceridad de los tulipanes, la prosperidad de las hortensias, la pasión de los girasoles, el color de las violetas, la inocencia de las azucenas, la alegría de las gardenias... ¡y yo una simple Margarita! ¿qué no había otro nombre?