Si bien todos podemos progresar eternamente siempre hay una esencia que permanece. Una especie de identidad constituyente que no puede ser ser nada negativo, en tanto todo defecto es perfectible. Llegar a conocer esa característica sin duda requiere tiempo. Tomar conciencia del sí mismo nunca es instantáneo. Lo difícil es que ese tiempo que te dedicas a pensar en eso que crees que eres podrías estar haciendo cosas para progresar, cosas que no cambiarían tu esencia, pero sí ese conjunto de accesorios con que convives a diario. Hoy me parece complicado ver la esencia de los que me irritan, encontrar la naturaleza virtuosa de quienes estimo detestables. Pero claramente mi esencia es otra, lo sabemos.
miércoles
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