Hagamos como que no duele, como que la situación es indiferente. Finjamos que podemos ser amigos, que me voy a alegrar cuando me digas la verdad y te expresaré mis sinceros cumplidos. Aparentemos felicidad y buenos deseos. Supongamos que sólo quedarán buenos recuerdos. Encubramos los ademanes ácidos al hablar de ellos. Reservémonos las ganas de huir al encontrarnos. Disfracemos el corazón.
miércoles
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